Las cooperativas de Francia, Italia y España defienden el sistema de ayudas a las Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas

El presidente de frutas y hortalizas de Cooperativas Agro-alimentarias de España, Cirilo Arnandis, ha mantenido un encuentro institucional con los eurodiputados de los tres países (España, Francia e Italia) de la COMAGRI, para exponerles las principales valoraciones preocupaciones y propuestas de las cooperativas, en relación con la Propuesta de Reglamento de Planes Estratégicos» (PAC 2020) en lo que se refiere a la «Intervención Sectorial de Frutas y Hortalizas».

En este encuentro en el que también han participado representantes de cooperativas de los Francia e Italia, Cirilo Arnandis, ha expresado su satisfacción porque la propuesta de la Comisión mantiene el sistema actual de ayudas comunitarias, sustentado en los Programas Operativos (PO) de las Organizaciones de Productores, OPFH, que resulta “el más apropiado y adaptado a los retos del sector y a las expectativas de la sociedad europea”; y ha añadido: “así lo avalan los 20 años de experiencia y así lo han estimado los principales operadores y administraciones de los países productores”.

Sin embargo, las cooperativas han querido trasladar su posición sobre algunas nuevas disposiciones que han planteado en sus debates y propuestas tanto la Comisión como el Consejo o la propia COMAGRI, durante sus deliberaciones a lo largo de 2019.

Por una parte, se han referido a la intención de la Comisión de obligar a las OP a invertir el 20% de sus fondos operativos en medidas medioambientales. A este respecto, las cooperativas han expuesto el peligro de que el sistema quede colapsado si las exigencias dirigidas a este objetivo no son realistas, y queden comprometidos otros objetivos igualmente relevantes, como la adaptación de la oferta a la demanda, el incremento del valor de los productos, la calidad, la competitividad de los sistemas de producción europeos. Los representantes de las cooperativas están comprometidos con los objetivos medioambientales, pero se decantan por un mecanismo de incentivos y no de obligaciones adicionales. Han recordado los enormes avances logrados por el sector hortofrutícola europeo para implantar métodos de producción respetuosos con el medioambiente como por ejemplo la producción integrada, la lucha biológica, el cultivo ecológico, y múltiples vías de utilización responsable de los recursos naturales.

En este sentido, han pedido a los europarlamentarios que reconozcan y valoren la contribución de los sistemas hortofrutícolas europeos a la preservación del medio ambiente y la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo, en comparación con las condiciones de producción de los volúmenes crecientes de frutas y hortalizas importadas a la UE desde terceros países.  

Por otra parte, las cooperativas han querido insistir en la necesidad de que la UE refuerce el objetivo original del sistema de ayudas y garantice que las OPFH cumplen la función de concentración de la oferta y comercialización conjunta en beneficio de los agricultores. Para las cooperativas estas organizaciones deben seguir siendo empresas que vendan íntegramente la producción de sus socios y estén efectivamente controladas democráticamente por éstos.  Además, han propuesto que las OP reciban más apoyo comunitario cuanta mayor capacidad de integración alcancen, tanto en facturación como en número de socios.

En el marco de las deliberaciones sobre la futura PAC, Cirilo Arnandis ha incidido también en la necesidad de que más allá de los instrumentos sectoriales específicos para algunas producciones que se están diseñando, los futuros reglamentos dispongan de medidas de gestión de crisis graves para atender los desequilibrios de los sectores agrarios, y particularmente para el sector de las FH. Las crisis vividas en las últimas campañas en el sector de la fruta, de los cítricos, de las hortalizas de invernadero han puesto de manifiesto que ese tipo de instrumento es necesario. Cirilo Arnandis ha sostenido que “teniendo en cuenta que el origen de estas crisis se encuentra frecuentemente en la congestión del mercado interior como consecuencia de la liberalización de las importaciones o de decisiones geopolíticas ajenas a nuestro sector y que las frutas y hortalizas se convierte siempre en paganos de estas decisiones  (“veto ruso”; “imposición de aranceles por la Administración Trump”; negociación de acuerdos de libre comercio desequilibrados…) no parece muy descabellado pedir a la UE que dentro de la PAC se establezcan mecanismos para paliar las crisis y compensar a los productores afectados”.

En cuanto a la política comercial de la UE, las cooperativas hortofrutícolas han puesto en evidencia su desequilibrio y falta de reciprocidad. Por una parte, han señalado, el mercado comunitario está cada vez más liberalizado y permeable a importaciones desde países con sistemas de producción de bajo coste y muy laxos en términos laborales o medioambientales, amparados por Acuerdos Comerciales perjudiciales. Y por otra, han reiterado la necesidad de que la Comisión actúe como entidad única, y que no sea cada Estado miembro y producto a producto el que deba negociar los protocolos de exportación.

Los representantes de las cooperativas han aprovechado el encuentro con los eurodiputados del Parlamento para insistir en otros temas de interés: profundizar en la normativa que regula el funcionamiento de la cadena para perseguir prácticas abusivas; mantener las normas de comercialización en el sector para preservar la transparencia y evitar abusos y sobrecostes en el mercado hortofrutícola.

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