Un año político de retos y desafíos sin precedentes para Europa

Comenzamos esta nueva legislatura en el Parlamento Europeo con la mirada puesta en los relevantes retos y nuevos desafíos que tenemos por delante para atender las necesidades de la población europea, desde nuestro compromiso con el desarrollo social y la generación de nuevas oportunidades de futuro en Europa.

Son muchos los asuntos que retomamos del anterior año político tan denso y cargado de circunstancias excepcionales sin precedentes que alteraron nuestra forma de participación y toma de decisiones en las instituciones comunitarias.

La última etapa de la negociación de la Política Agrícola Común (PAC), especialmente intensa y enfocada a la obtención de un presupuesto final que atienda a los retos planteados en la reforma; el Pacto Verde Europeo y las dos estrategias que lo desarrollan “De la granja a la mesa” (Farm to Fork) y  “Biodiversidad 2030”; la defensa de nuestro modelo agrario europeo en los acuerdos comerciales, junto con la preferencia comunitaria ante terceros países; el Brexit o los nuevos reglamentos que mejorarán los métodos de control en la pesca comunitaria son algunos de los asuntos más relevantes en los que trabajamos la pasada legislatura y retomaremos en la presente.

Las circunstancias sanitarias por la Covid-19 que tan duramente ha golpeado a la población mundial durante estos meses, marcaron en marzo un punto de inflexión en la actividad institucional europea, paralizándola de manera presencial. Desde el confinamiento en nuestros hogares, los europarlamentarios proseguimos trabajando con el compromiso férreo de atender las necesidades urgentes derivadas de las problemáticas políticas, sociales y económicas surgidas de esta pandemia.

En estos meses quiero destacar la excelente labor desarrollada por los profesionales sanitarios, quienes han estado en la primera línea de batalla frente a la pandemia, y en segundo lugar, comparto mi felicitación a todos los profesionales de la cadena alimentaria, comenzando por los agricultores y ganaderos, quienes a pesar de las tremendas dificultades han demostrado su carácter esencial, manteniendo el suministro de alimentos básicos a la población y garantizando una soberanía alimentaria siempre imprescindible, especialmente, en estos tiempos tan complicados.  

Desde mi responsabilidad parlamentaria como miembro de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del PE y, de la Comisión del Pesca del PE, de la que actualmente soy portavoz, además de mi labor como miembro en la Comisión del Mercado Interior y Consumidores, comparto las líneas estratégicas de mi actividad política en este último año, en la que he abordado los siguientes temas prioritarios:

Negociación de la futura PAC

La futura Política Agrícola Común, que previsiblemente no entrará en vigor hasta 2023 y el marco financiero plurianual (MFP) 2021-2017, además del plan de recuperación tras la pandemia acordado por la UE, centraron el debate en las instituciones europeas en esta última legislatura.

A pesar de la necesidad urgente de un presupuesto que permita afrontar los retos de la nueva PAC durante los próximos años, finalmente no llegó a alcanzarse este acuerdo financiero plurianual. En paralelo, la negociación de esta política continuó entre la comisión de Agricultura y la de Medio Ambiente con la finalidad de alcanzar pactos en artículos determinantes, donde todavía existen importantes diferencias.

La política agraria común es la mayor fuente de ingresos dentro de los fondos comunitarios que percibe España, seguida de otros fondos de cohesión. Como he defendido en múltiples intervenciones parlamentarias, esta negociación y el futuro marco financiero que tengamos para los próximos años tendrá mucha repercusión para nuestros sectores agrícolas y ganaderos, por lo que la reforma, lejos de planear recortes en las asignaciones, debe contener un presupuesto justo que favorezca las rentas de los agricultores y dinamice su competitividad, contribuya a la lucha contra el cambio climático, ayude a obtener una soberanía alimentaria real en Europa y evite la despoblación de los territorios rurales.

La nueva política agrícola común, aun en periodo de debate, va a ser muy diferente de las anteriores, tanto en la filosofía en que se inspira, como en su metodología e instrumentos de aplicación. De cara al futuro, mantiene su organización en dos pilares: el primero (ayudas directas), financiado por la UE a través del fondo FEAGEA, y el segundo (desarrollo rural), cofinanciado por el fondo FEADER y los estados miembros. También se mantienen, aunque reforzadas, las condicionalidades para el cobro de las ayudas y se limitan los requisitos para ser beneficiario (agricultor genuino).

En la futura PAC permanece el antiguo y para mí deseable objetivo de fijar un tope máximo a la cuantía de las ayudas a recibir por un solo perceptor (capping), aunque se deja a la voluntad de los EE.MM. Persiste el propósito de reducir las diferencias por razones geográficas entre beneficiarios, una convergencia que conllevará una reducción de las actuales regiones agrícolas. También permanece el objetivo de suprimir los «derechos históricos» para facilitar el acceso de nuevos agricultores al sistema de ayudas y se potencia el programa de ayudas a la instalación de jóvenes en la agricultura.

El primer cambio sustantivo de la futura PAC es de planteamiento: los Estados miembros gozarán de un elevado nivel de autonomía para su aplicación, cuestión que me resulta preocupante por la posible renacionalización de la política comunitaria. No obstante, de aprobarse la propuesta, los Estados dispondrán de un amplio margen de maniobra para definir las acciones que estimen más adecuadas para cumplir los objetivos generales, comunes a toda la UE: sostenibilidad, cambio climático, relevo generacional, digitalización, biodiversidad, salud y sanidad de los alimentos y bienestar animal, entre otros.

Los Estados miembros podrán complementar dichos objetivos globales con objetivos más específicos, atendiendo a las singularidades de sus respectivas agriculturas y a las prioridades que quieran establecer a la hora de destinar los recursos de los dos fondos de la PAC. Para ejercer esta autonomía, dispondrán del instrumento de los «planes estratégicos nacionales», la gran novedad de esta política agrícola, cuya elaboración y ejecución serán un reto importante para las autoridades de gestión (el MAPA, principalmente, pero también las consejerías de las CC.AA.)

Otra novedad relevante es la figura de los «eco-esquemas»: programas que contarán con recursos del primer pilar para incentivar a los agricultores a modificar sus prácticas agrícolas y ganaderas en explotaciones de cara a mejorar la sostenibilidad y avanzar en la lucha contra el cambio climático.

Especialmente, me siento muy satisfecha de las novedades incorporadas en materia de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, propuestas defendidas por el grupo socialista con el afán de visibilizar el papel de la mujer en el medio rural, su aportación a la renta agraria y, desde luego, al futuro mantenimiento de la población en estos territorios. De igual modo, el apoyo a la incorporación de jóvenes resulta prioritario para favorecer el relevo generacional tan necesario.

Reglamento Transitorio (2021-2022)

En este ejercicio político, desde el Grupo Socialista defendimos la continuidad de las ayudas a los agricultores y los ganaderos europeos durante el periodo transitorio (años 2021 y 2022), hasta la entrada en vigor de los Planes Estratégicos de la futura PAC.  

Estamos satisfechos con la aprobación de este Reglamento Transitorio que mantendrá los apoyos a la competitividad de los sectores agrícolas y ganaderos que representan las ayudas comunitarias, incorporando una serie de adaptaciones de diversos reglamentos en vigor, con el objetivo de permitir el paso equilibrado de la actual PAC, mercados y desarrollo rural, a la reformada.

Además, este reglamento implementa algunas normas demandadas por los sectores y encaminadas a favorecer la gestión de crisis, como son la autorregulación del sector del aceite de oliva, con la que apoyamos a un sector de referencia en España que atraviesa una difícil coyuntura agravada con los aranceles de EE.UU. y la pandemia.

Aranceles de EE.UU. y revisión de Acuerdos Comerciales

No a aranceles injustos para los productos agroalimentarios. Este mensaje fue otro destacado de mi actividad parlamentaria durante la pasada legislatura. El anuncio de Estados Unidos de imponer aranceles a productos agroalimentarios de cuatropaíses europeos, entre ellos España, tras el fallo de la Organización Mundial del Comercio (OCM), por subsidios al sector aeronáutico, recibió un contundente rechazo del grupo parlamentario socialista europeo: “No podemos permitir que la agricultura sea moneda de cambio en acuerdos comerciales, ni que la agricultura, un sector prioritario a nivel mundial, pague las consecuencias de guerras comerciales”.

Desde el grupo socialista trabajamos intensamente para compartir las graves pérdidas que pueden ocasionar estos aranceles a las exportaciones de aceite de oliva español y los cítricos, entre otros productos, instando a la Comisión a negociar su retirada.

Por otro lado, los acuerdos comerciales de la UE con terceros países deben tener en cuenta la competitividad de las producciones españolas y europeas. En numerosas ocasiones, la entrada descontrolada de productos de Marruecos y otros países extracomunitarios provoca la caída de la rentabilidad de las producciones comunitarias, generando una competencia desleal al no cumplir similares requisitos sanitarios ni condiciones sociales y laborales. En este año, especialmente duro en términos económicos para algunas producciones españolas, solicitamos a la Comisión un mayor control sobre las importaciones y los acuerdos comerciales con terceros países, exigiendo su cumplimiento y aplicándose el principio de preferencia comunitaria.

Dentro del Pacto Verde Europeo y de las estrategias que lo desarrollan se enmarca como objetivo que los futuros acuerdos comerciales con terceros países, así como la renovación de los actuales, incluyan en su normativa similares estándares sociales y medioambientales exigidos a los agricultores de la Unión Europea. Esta medida favorecerá el alcance de los objetivos del Pacto Verde Europeo.

Reglamento sobre el Control Pesquero

En la pasada legislatura asistimos al inicio de las negociaciones con el Consejo de la UE sobre el Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca (FEMP), de reconocida relevancia para el futuro de la pesca y la acuicultura, la economía azul, biotecnología, protección del medio marino y el desarrollo económico de las comunidades costeras e insulares de toda Europa. En el marco de este debate, los socialistas solicitamos un presupuesto sólido y suficiente para hacer frente a todos los desafíos del sector, incluidos el cambio climático y la implementación de la Política Pesquera Común.

Como ponente de la propuesta de Reglamento sobre Control Pesquero del PE, defendimos un régimen de control simple, transparente, eficaz y que garantice el cumplimiento efectivo, uniforme y actualizado de la Política Pesquera Común (PPC) en la UE, acabando con los agravios y discriminaciones que ocurren actualmente entre los Estados miembros.

Entre otros objetivos, con esta propuesta apoyamos la dotación tecnológica a las embarcaciones artesanales, mejora de la trazabilidad para que el consumidor tenga información de dónde y cómo se han efectuado las capturas, además de fortalecer la seguridad alimentaria en el sector, permitiendo los controles en toda la cadena y combatiendo la pesca ilegal.

Debate de las estrategias “De la Granja a la Mesa” y “Biodiversidad 2030”

En este año político ha sido muy interesante el debate sobre las Estrategias “De la Granja a la Mesa” (Farm to Fork), de la que soy ponente en el grupo socialista europeo, y “Biodiversidad 2030” presentadas por la Comisión Europea e integradas en el Pacto Verde Europeo. Con estas iniciativas, que se encuentran en debate político, la Comisión persigue un sistema alimentario más sano y sostenible, respetuoso con el medio ambiente y en consonancia con la lucha contra el cambio climático.

Mantuve numerosos encuentros con Organizaciones Agrarias y Ganaderas, Federaciones de Cooperativas, Empresas, Interprofesionales, Organismos Medioambientales, Plataformas Agroalimentarias y múltiples colectivos del sector agroalimentario para explicar las novedades que proponen estas estrategias, recabando sus opiniones y propuestas de mejora muy interesantes.

En todo caso, nuestro posicionamiento en estas estrategias apoya la implementación de acciones sostenibles y respetuosas alineadas con los objetivos medioambientales globales, si bien, dichas medidas deben considerar y ser sensibles con la necesaria rentabilidad de los sectores económicos para garantizar su futuro y desarrollo competitivo.

Efectos de la Pandemia

Cuando la crisis sanitaria del coronavirus paralizó en marzo la actividad presencial del Parlamento, los europarlamentarios volvimos a nuestros países de origen, donde continuamos teletrabajando en el seguimiento de los efectos globales y nacionales de esta pandemia que tan profundamente nos ha golpeado.

El 26 de marzo, asistimos al Pleno Extraordinario del Parlamento Europeo, convocado por primera vez mediante videoconferencia, donde votamos la propuesta de la Comisión sobre los fondos de apoyo por la crisis sanitaria para los Estados miembros.

Esta crisis ha tenido una repercusión indiscutible en el sector agroalimentario, que ha realizado un enorme esfuerzo por parte de agricultores, ganaderos y pescadores, para seguir garantizando el suministro de alimentos a la población. Estas circunstancias tan excepcionales nos han mostrado la cara más vulnerable de la economía, provocando graves problemas de mercado que afectaron a numerosos sectores agroalimentarios españoles y de otros Estados.

Para mejorar la situación de estos productores, desde el Grupo Socialista solicitamos al Comisario Europeo la activación urgente del fondo de crisis, además de conseguir la aprobación de ayudas directas dirigidas a los agricultores, PYMEs y cooperativas agroalimentarias afectados por la crisis sanitaria.

Junto a estos asuntos políticos prioritarios, durante el año participé en numerosos e interesantes debates políticos en el Pleno del PE, además de realizar preguntas parlamentarias e intervenciones en las Delegaciones internacionales de las que formo parte.

Retos de la Nueva Legislatura

El principal reto de los socialistas europeos en esta nueva legislatura es lograr las mejores políticas para la agricultura, ganadería, pesca y desarrollo rural europeos.

Queremos conseguir una PAC más justa, redistributiva y eficaz para los agricultores de España y de Estados miembros. Queremos atender los desafíos que nos marca la agenda de sostenibilidad comunitaria. Nos mantendremos vigilantes en la evolución de la pandemia, ofreciendo respuestas a las problemáticas que surjan hasta alcanzar el control y su erradicación final.

Seguiremos impulsando el bienestar y la defensa de cada sector productivo con medidas que favorezcan la competitividad, ayuden a posicionar los alimentos que producimos en el mercado, refuercen la calidad y apoyen a la internacionalización de las empresas.

La diversidad europea, unida a los constantes cambios y desafíos que vivimos, pone de manifiesto diferencias notables entre países y comunidades. Para superar estas diferencias y conseguir una sociedad justa e igualitaria resulta imprescindible el compromiso de Gobiernos y regiones con una Europa más social: alineada con la igualdad de derechos y oportunidades, favorecedora del crecimiento sostenible, que empodere e ilusione a nuestros jóvenes, fomente la soberanía alimentaria y acabe con las desigualdades que existen. Los valores de solidaridad y equidad nos permitirán avanzar en esta dimensión social centrada en el bienestar de la persona, que aporte a los/as ciudadanos/as soluciones comunes, seguridad y confianza en su futuro.

Para conseguir estos objetivos, los socialistas europeos seguiremos trabajando con el mayor compromiso y voluntad política, promoviendo el diálogo y el alcance de acuerdos satisfactorios para los intereses de todos nuestros productores.

Sabemos que son muchos los retos. Y desde aquí comparto mi pasión, esfuerzo constante y confianza en las instituciones comunitarias para conseguirlos.

Una Europa fuerte y unida es más necesaria que nunca, sin dejar a nadie atrás.